Se puede definir al mapeo del flujo del valor o VSM (Value Stream Mapping) como una herramienta del lean manufacturing útil para entender, gestionar y mejorar el flujo de materiales e información. Principalmente, esta herramienta busca representar las interacciones entre elementos de la operación (necesarios para entregar un producto o servicio al cliente) a través de una serie de símbolos estándares. También puede ser complementaria al tradicional flujograma de procesos operativo.
En la siguiente imagen vemos un ejemplo de un mapa de flujo de valor, donde en el centro tenemos al control de la producción. Este es el corazón de este VSM. Esta entidad cobntrola y supervisa lo que se produce y entrega a cada una de las instancias internas de fabricación (pintura, inspección, etc).
Esta visión transversal de tiempos de procesos de fabricación nos permite calcular el leadtime que tendremos con nustros clientes. De la misma manera se debe hacer ese análisis para los proveedores y los productos que entregan para la fabricación de los productos.
Entre el control de la producción u los proveedores y clientes existe un flujo de imformación que, en caso de los entornos de trabajo relacionados al hacer por orden (make to order), están formalizados en pronósticos de demanda.
La implementación de un Value Stream Mapping (VSM) en sistemas productivos multiindustriales implica una serie de pasos fundamentales. Esto busca lograr una mejora sustancial en los procesos. En general en sistemas productivos multi industria, entre las etapas principales del mapa del flujo de valor podemos incluir 5 pasos:
En el contexto de un entorno de múltiples industrias, el primer paso en la implementación de un VSM implica la selección cuidadosa de un producto o conjunto de productos que tengan un impacto significativo en el negocio. Esta elección es crucial, ya que determinará la dirección del análisis. Además, es importante recordar que el tamaño del equipo y los recursos asociados estarán directamente relacionados con la envergadura de la evaluación. En este punto, se establece la base para comprender cómo se crea valor en el flujo de trabajo.
Una vez que se ha identificado el producto o servicio de interés, se procede a obtener la aprobación de los patrocinadores y líderes clave que respaldarán el proyecto de mapeo del flujo de valor. La formación de un equipo competente es esencial en esta etapa. Esto es asi ya que estos profesionales deben poseer un profundo conocimiento de la herramienta VSM y estar comprometidos con el proceso de mejora. La alineación de los recursos y el liderazgo es fundamental para el éxito del proyecto.
La siguiente fase del proceso implica identificar y comprender el problema desde la perspectiva del cliente. ¿Qué aspectos son más críticos para el cliente: calidad, costo, tiempo de entrega u otros? Clarificar estos atributos y determinar su prioridad es esencial. Además, se debe considerar el análisis de actividades que no agregan valor, una herramienta poderosa para identificar áreas de mejora. El objetivo es eliminar estas actividades innecesarias para optimizar el flujo de valor.
En este paso, es crucial definir el alcance del mapeo del flujo de valor. ¿Existen etapas críticas en el proceso que requieren atención especial? ¿Hay indicios de que ciertas actividades están generando inconvenientes? Al identificar estas áreas críticas, se pueden priorizar para un análisis más detallado. Esto asegura que los recursos se centren en los aspectos más relevantes y generadores de valor en el proceso.
Con el alcance definido, el equipo procede a crear la primera versión del mapa del flujo de valor del estado actual. Este proceso implica recorrer todas las etapas que atraviesa el producto o servicio, observando con ojo crítico la realidad operativa. Las discrepancias entre lo que «es» y lo que «debería ser», así como las diferencias entre el flujo normal y excepcional, ofrecen oportunidades para detectar mejoras. Este análisis profundo sienta las bases para la implementación de cambios y la optimización del flujo de valor.
En resumen, la implementación de un VSM en sistemas productivos multiindustriales es un proceso detallado. Este se inicia con la selección adecuada de productos de interés y la formación de un equipo competente. Luego, se aborda la identificación de problemas desde la perspectiva del cliente y se define el alcance. La creación de la primera versión del mapa del flujo de valor del estado actual cierra el ciclo, proporcionando una visión completa del proceso y revelando oportunidades para la mejora continua.
La mejora continua es un pilar fundamental en la gestión de procesos, y una herramienta clave para lograr este objetivo es el Value Stream Mapping (VSM), o Mapeo del Flujo de Valor en español. El VSM es una técnica que se utiliza para visualizar y analizar el flujo de valor en un proceso, desde la concepción del producto o servicio hasta su entrega al cliente final. Al identificar áreas de ineficiencia y desperdicio, el VSM permite a las organizaciones optimizar sus operaciones y, en última instancia, brindar un mayor valor a sus clientes.
Para proponer una mejora en el VSM, es esencial seguir un conjunto de pasos estructurados que nos guíen en el proceso de análisis y optimización. Estos pasos ayudan a identificar problemas, eliminar desperdicios y diseñar un nuevo mapa del flujo de valor que sea más eficiente y efectivo. A continuación, exploraremos en detalle los pasos clave que componen este proceso, desde la recopilación de información inicial hasta la propuesta de nuevos mapas que reflejen una visión mejorada del flujo de valor. Cada paso desempeña un papel vital en la búsqueda de la excelencia operativa y la satisfacción del cliente, y juntos forman un enfoque holístico para impulsar mejoras significativas en cualquier proceso empresarial.
El primer paso crucial para proponer una mejora en el VSM es reunir información esencial sobre nuestras operaciones. Esto implica la recopilación de una amplia variedad de datos relevantes que arrojen luz sobre el funcionamiento de los procesos. Entre los aspectos clave que debemos recolectar se incluyen datos sobre inventarios entre etapas, tiempos de procesamiento, tiempos de espera, períodos de inactividad, tránsitos de materiales, el número de colaboradores involucrados, capacidades de los equipos y los tiempos disponibles de los equipos, por mencionar algunos. Esta información servirá como punto de partida para comprender cómo se desarrollan las operaciones actuales y, por lo tanto, identificar áreas de mejora.
Una vez que hemos recopilado la información, el siguiente paso es analizar el mapa actual del flujo de valor en detalle. Aquí, nos planteamos preguntas críticas para comprender el estado actual de los procesos desde la perspectiva del cliente. ¿Cuáles son los principales desperdicios que afectan al proceso en la actualidad? ¿Dónde se encuentran las fuentes principales de demora que impactan la satisfacción del cliente? ¿Cuáles son los puntos donde se concentran los defectos de calidad y cómo pueden ser abordados? ¿Existen transportes o movimientos innecesarios que podrían eliminarse o reducirse? ¿Cuál es el cuello de botella que ralentiza la producción? ¿Se mantienen niveles de inventario excesivos en algún punto del proceso? Estas preguntas críticas nos ayudan a identificar las áreas de oportunidad y los problemas que necesitan soluciones.
En esta etapa, se busca consensuar entre los miembros del equipo la mejor manera de proporcionar valor al cliente. Este proceso no solo se enfoca en definir un estado futuro deseado de operación. Sino que también sirve para detectar posibles restricciones o limitaciones que podrían surgir al implementar los cambios propuestos. Además, el acto de alcanzar un consenso estimula el compromiso de los miembros involucrados en la mejora de los procesos. Se trata de un paso fundamental que establece la visión de cómo se deberían desarrollar las operaciones en el futuro y sienta las bases para la implementación de cambios significativos que conduzcan a mejoras sustanciales en la cadena de valor.
En resumen, el proceso de proponer mejoras en el Value Stream Mapping (VSM) es esencial para cualquier organización comprometida con la mejora continua y la eficiencia operativa. A través de los pasos detallados que hemos explorado, desde la recolección de información clave hasta la propuesta de nuevos mapas del flujo de valor, las empresas pueden identificar áreas de oportunidad, eliminar desperdicios y, en última instancia, entregar un mayor valor a sus clientes.
El VSM no solo se trata de optimizar procesos, sino de comprender profundamente cómo se desarrollan las operaciones y cómo estas afectan la satisfacción del cliente. Al hacerlo, se fomenta una cultura de mejora continua en la organización y se promueve el compromiso de los miembros del equipo en la búsqueda de la excelencia.
Cada paso del proceso desempeña un papel fundamental en la identificación y solución de problemas, y el enfoque en consensuar un estado futuro deseado garantiza que las mejoras sean sostenibles y efectivas a largo plazo.
En última instancia, el VSM no solo es una herramienta para mejorar la eficiencia, sino también una herramienta para impulsar la competitividad, la calidad y la satisfacción del cliente. Al seguir estos pasos, las organizaciones pueden prosperar en un entorno empresarial cada vez más competitivo y dinámico, logrando una ventaja competitiva a través de la mejora continua de sus procesos.